Waldo Acebo Meireles
Aquel año de 1926 fue fatídico para Hialeah, y para Cuba, para esta última no sólo fue el ciclón sino la debacle del nacimiento del Hijo de Birán que aún asola nuestro territorio desde su impúdico catafalco.
En realidad lo de Hialeah fue algo menor en comparación, pero el ciclón dejó unos resultados que hoy nadie supone. De no ser por aquel diluvio que desbordó el río Miami, y los canales que cruzaban por el territorio, anegando las pocas calles del Hialeah de aquel entonces, permitiéndoles a cocodrilos y caimanes el dedicarse a pernoctar en los portales de aquella novísima comunidad, sino fuese por los vientos que arrasaron los techos del hipódromo original, el cinódromo, la cancha de jai-alai y otras divertidas construcciones, pues hoy las cosas quizás fueran diferentes.
Especialmente si los estudios cinematográficos en que se filmaron algunas de las primeras películas de Tarzán y algún que otro drama, no hubiesen sido arrasados por el huracán.
Esos estudios fueron construidos al fondo de donde hoy se encuentra la Planta de Agua de Okeechobee, a un costo de unos $500,000 [lo que representa unos 94 millones en la actualidad]. Entre los directores más afamados que filmaron en estos estudios se encuentran: George B. Seitz ‘Sunken Silver’ [1925]; Rex Ingram ‘The Prisoner of Zenda’ [1922]; D. W. Griffith ‘The White Rose’ [1923], ninguna relación, y ‘Another Scandal’ [1924] también pasaron por estos estudios los actores Eddy Polo en el ‘Captain Kidd’ [1922] filmada parcialmente en Cuba y en Hialeah; Gloria Swanson en ‘The Coast of Folly’ [1925] y Betty Compson en ‘Miami’ [1924] es la actriz que aparece en la ilustración, más arriba.
No soy nada dado a las llamadas ‘historias alternativas’, pero imaginemos por un momento una entrega de los Oscar en la Meca del Cine: Hialeah, para el caso también empieza con H, y a las grandes estrellas, directores y productores, compartiendo una coladita en la esquina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán estar relacionados al asunto que se comenta, lo cual debería ser lo normal, y se debe evitar el uso de peyorativos e insultos personales.