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lunes, 26 de abril de 2010

Cuba en la Newsweek

Waldo Acebo Meireles

Finalmente Newsweek, primero en su versión digital de abril 16 y ahora, abril 26 del 2010, en la versión impresa para norteamérica se ha unido a la “feroz campaña mediática” contra el gobierno cubano. Un breve artículo de Jorge Castañeda, quien fuera Ministro de Relaciones Exteriores de México entre el 2000 y el 2003, que resulta aún más breve en la versión impresa; analiza los factores que convierte la actual situación cubana en una crisis de vastas proporciones.

Según Castañeda los factores son tres: Primero, la economía que se encuentra en su punto más bajo desde inicio de los años 90 y el fin del subsidio soviético; la caída de precio del níquel, el debilitamiento de los ingresos en el sector turístico, y una disminución de los envíos de dólares por los familiares en Miami; a estos factores le suma el incremento de los ‘apagones’, el deterioro de la salud pública, la crisis de la vivienda, y en particular la falta de liquidez para pagar la deuda externa y los compromisos contraídos con los inversores extranjeros.

Como segundo factor menciona los signos de protesta que resume en la huelga de hambre de Orlando Zapata y su posterior muerte, la actual de Guillermo Fariñas, cuya depauperada imagen ilustra la versión impresa, el movimiento humanitario de las Damas de Blanco que son reprimidas ante las cámaras de la prensa internacional, todo lo cual ha provocado el rechazo de la Unión Europea y de otros países.

Señala que no está claro si todas estas manifestaciones son conocidas ampliamente por la población, pero supone que las mínimas aperturas propiciadas con el uso de los celulares, Internet, las visitas de familiares puede influir en la ruptura del monopolio informativo del gobierno.

El tercer factor, según Castañeda, está en el orden subjetivo ya que se refiere a la perdida de control por parte de Fidel que ha ido cediendo el poder a su hermano, que no tiene sus habilidades. El comandante [sic] hubiera liberado a Zapata o lo hubiese ejecutado, pero nunca hubiese permitido que lo arrinconaran. Lo mismo haría con Fariñas y con las Damas de Blanco, especialmente cuando estas protestas surgen en medio de la debacle económica.

Para fortalecer su argumento recuerda los hechos del “maleconazo” en 1994 cuando Fidel “aquietó la situación con la magia de su palabra y la implícita amenaza de una brutal represión” [sic] Raúl es incapaz de esto le falta el instinto político que le permitió a su hermano el sobrevivir durante medio siglo y identificar potenciales adversarios, incluso antes de que ellos mismo se viesen como tales.

Concluye Castañeda considerando que el campo tiene la hierba seca y aunque solo hay una pequeña chipa los bomberos están agotados, y las últimas esperanzas residen en Caracas que puede fallar en cualquier momento. Es un momento sin precedentes en la historia del castrismo, que puede ser otro incidente o la ‘perfect storm’.

Podemos discrepar en algunos detalles del análisis pero en líneas generales retrata la situación actual por la que atraviesa el régimen cubano, y la mejor descripción es esa de que no tiene precedentes en la magnitud y profundidad de la crisis. Que sea el final del principio o el principio del final ya eso es otro asunto, y ello queda en manos del factor casi nunca invocado: el pueblo cubano.

La posición de la Iglesia



Waldo Acebo Meireles

El pasado lunes, 18 de abril, salió a la luz en la revista digital de la arquidiócesis de La Habana, Palabra Nueva, una entrevista a Jaime Ortega, Cardenal y Arzobispo de La Habana. Sería ingenuo pensar que esa entrevista fue casual, la misma tuvo como objetivo definir la posición de la Iglesia ante la precaria situación por la que atraviesa Cuba.

La Iglesia Católica es la institución más antigua existente en Cuba, la cual a lo largo de la historia ha asumido posiciones diversas y no siempre las más adecuadas en cuanto al acontecer nacional; y hablamos de la Iglesia como cuerpo instituido y no por las actitudes asumidas por algún que otro representante o miembro de la misma, sin embargo en este caso tenemos que asumir que las opiniones de Arzobispo habanero representan la posición oficial de la Iglesia; tengamos en cuenta de que no es un prelado cualquiera es un Cardenal, o como podríamos decir: un príncipe de la Iglesia.

Por otra parte asumimos que la entrevista fue cuidadosamente revisada y delineada, por ende responde íntegramente a una intención, a definir la posición de la Iglesia. Esta posición ha sido mayoritariamente criticada y rechazada, la reacción de los lectores de las síntesis de la entrevista publicada en diversos sitios ha sido casi de un unánime rechazo.

¿Pero es que en esa posición no hay nada que se pueda considerar como adecuado, como positivo? Considero que sí, que hay algunos aspectos que debemos de valorar como correctos. Por ejemplo cuando Ortega defiende la posición de independencia de la Iglesia y su negativa a a participar en un acto convocado por la Oficina de Asuntos Religiosos del CC del PCC.

De paso deja en claro las diferencias que existen entre la posición de la Iglesia Católica, el Consejo de Iglesias de Cuba, algunos representantes de los babalawos y de otros cultos animistas y sincréticos.

Su defensa de la posición de la Iglesia dentro de la sociedad cubana sin tener que suscribir ningún acuerdo estratégico con el gobierno, lo cual rechaza de plano, y su defensa del derecho de la Iglesia a ejercer su misión y el uso de la libertad religiosa refrendada en la Constitución. Hasta aquí nada que denostar.

El problema comienza a partir de ahí, en síntesis cuales son las tímidas definiciones que han provocado el rechazo generalizado.
·       El mantener las necesidades de los cambios en el marco de lo económico y social evitando la referencia a los cambios políticos.
·       Poner el ‘bloqueo’ en el mismo nivel de responsabilidad con lo que el llama benignamente ‘las limitaciones del tipo de socialismo practicado [en Cuba]’ y sus consecuencias en el desastre económico cubano.
·       Considerar que la solución a la crisis está en el dialogo Cuba-Estados Unidos, pasando por alto que ninguna solución puede estar a espalda del pueblo cubano que es con quien realmente hay que dialogar.
·       Referirse a que la ‘fuerte campaña mediática’ es la responsable de la exacerbación de la crisis, y no la misma crisis y sus derivados la que ha motivado las expresiones condenatorias de la prensa internacional.
·       Adoptar la ‘cristiana’ posición de equivalencia entre las victimas y el victimario.
·       Su tibia posición ante los atropellos sufridos por las Damas de Blanco, ni mencionó la situación represiva existente en las áreas colindantes a la iglesia de Santa Rita.
·       Considerar equivalente las manifestaciones libres, no dirigida por ningún gobierno, en donde no han existido agresiones físicas, efectuadas en Miami protestando por la presencia de artistas de alguna forma vinculados al régimen, con los violentos actos de repudio en Cuba.
·       Establecer una equivalencia, escudado en  que la misión de la Iglesia ‘le impide sumarse simplemente a una de las dos partes enfrentadas’ entre lo presos de conciencia en Cuba y los cinco espías cumpliendo condenas en Estados Unidos.

Concluyendo, la meditada posición de la Iglesia Católica en Cuba peca de tibieza, de excesivo respeto al status quo, y por qué no, de cobardía ante un régimen que no da tregua ni cuartel al pueblo cubano. Las decididas actitudes de algunos de sus miembros no salva a la institución de la ignominia.

viernes, 16 de abril de 2010

¿Quieren cambios?


Waldo Acebo Meireles

A lo largo de su historia Cuba ha disfrutado de unas cuantas divisiones políticas y administrativas. Durante la etapa colonial se produjeron varias siendo una de las últimas la que en 1879 promulgó Arsenio Martínez Campos que en líneas generales se mantuvo durante la etapa republicana, sufriendo algunas modificaciones, fundamentalmente en cuanto límites, la creación de algún municipio o su eliminación.

Pero en general esa división tuvo larga vida y fue parcialmente refrendada por la Orden Militar # 23 del gobierno interventor en 1902. En líneas generales la división política y administrativa de Cuba se mantuvo casi inamovible por unos 80 años, ligeros cambios de límites y en ocasiones de toponímicos que se producían habitualmente durante los años censales.

La continua inestabilidad de la estructura o división política administrativa comenzó en 1959 siendo una de sus primeras expresiones la llamadas Zonas de Desarrollo Agrario [ZDA] este engendro, salido de la pródiga cabeza de Núñez Jiménez, aunque no era propiamente una división política en la práctica funcionó como tal, actuando sus directores como delegados del INRA, esta aberrada institución, la cual asumió funciones de gobierno independiente y autónomo. Los delegados eran como señores feudales de horca y cuchillo.

Después aparecieron múltiples inventos que evitaban por todos lo medios mencionar conceptos y términos que provenían de la herencia histórica, ayuntamiento, alcalde, concejal, etc. Se crearon nuevos términos como comisionado y empezaron a surgir divisiones políticas que sin ser refrendadas propiamente por ninguna ley comenzaron a actuar como tales, las llamadas JUCEI surgidas alrededor de 1962 son un ejemplo de esto.

Proliferaron las modificaciones y así surgieron los regionales, los seccionales, las regiones y estas se estiraron o encogieron a un ritmo envidiable, hasta que en 1976 se refrendó la división política que aún perdura, aunque con algún que otro ajuste

Ahora todo parece indicar que la Provincia La Habana que en su convulsionada vida después de 1959 en algún momento se le conoció como Habana Campo, va a sufrir una nueva partición: Las provincias de Artemisa y la de Mayabeque dividiendo en dos la actual provincia habanera.

Objetivos desconocidos, resultados seguros, una duplicación de los aparatos administrativos y políticos con un crecimiento en consonancia de la burocracia, de la nomenclatura, de las necesidades de vehículos, locales, etc. Además se generará cierta arrebatiña por los excelentes locales que actualmente poseen las instituciones y organismos en la ciudad de La Habana.

Pero bien, ¿no querían cambios? Ahí tienen uno.