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lunes, 20 de abril de 2009

Crisis y solidaridad

Waldo Acebo Meireles

En la fila [cola] para pagar en el mercado tenía delante de mí una señora bien entrada en años, llevaba dos mangos y un aguacate pequeño, no mayor que mi puño.

Al llegar frente a la cajera, que al parecer ella conoce, le dijo familiarmente: “mira ver cuanto vale este aguacate, porque si vale 100 pesos no lo quiero” La cajera puso el aguacate en la balanza electrónica, marcó el código correspondiente y anunció con presteza: “uno treinta y dos”

¡No lo quiero!, fue la rápida respuesta. Ahí mismo la cajera la emprendió con una seria disquisición acerca de la imposibilidad de comerse un billete de a dólar y los treinta y dos centavos, y lo bueno que estaban esos aguacates.

Una señora, no tan mayor, que había pasado antes de la del aguacate, y que estaba aún acomodando sus compras en el carrito, se viró y se ofreció a comprar el aguacate, si conocía o no a la otra, no lo se, es probable que si.

La negativa a que le comprasen el aguacate fue rotunda pero sin estridencias, ni reflejaba molestia alguna, quizás un poco de orgullo. Pagó sus dos mangos y salió sin prisa.

Poco después yo salí y me encontré a la señora del aguacate depositando en la mano de un mendigo, que pedía sin pedir, una monedas, probablemente las que le sobraron de la compra de los mangos.

Diálogos, monólogos y otras flatulencias.

Waldo Acebo Meireles.

Creo que debo empezar por una declaración de principios: No creo que los cubanos estén condicionados genéticamente para el diálogo. El mal es de raíz, no tiene arreglo, mi pesimismo al respecto es definitivo y no estoy dispuesto a cambiar de idea, así que pueden decir lo que les de la gana pero si no están de acuerdo conmigo son unos ignorantes, o tienen alguna falla cerebral, o están buscándose un problema.

Quien se haya leído las actas de las patrióticas asambleas de Guaimaro, Jimaguayú y similares me entenderán de inmediato, los que no las conozcan no tiene nada que discutir conmigo. La exaltación, la bravuconería, el disparate convertido en pronunciamiento político se mantuvo en la Asamblea del Cerro y en su continuación buscando la definición de la constitución republicana. Máximo Gómez, el mismo incapaz del diálogo, fue víctima transitoria de las patrióticas y exaltadas demandas.

Las fórmulas parlamentarias en el suelo criollo no florecen, podemos producir grandes oradores, pero somos incapaces de crear figuras políticas que manejen las sutilezas del diálogo político. El escarnio, el sopapo, el gaznatón, o la amenaza del mismo, están entre nuestros más usados instrumentos en el arsenal parlamentario criollo, sin olvidar la pistola sacada de vez en cuando, o el ¡te espero afuera!

Adonde más llegamos es al ‘tira y encoge’ en caso del reparto de alguna prebenda de menor cuantía, pero si el botín es más sustancioso pues ni eso. Nuestra convulsa vida republicana lo demuestra, los pocos ejemplos contrarios solo confirman lo dicho.

Terminada la república, se terminó cualquier disfraz que escondiese el alma real del cubano ahora ni caray de diálogo, llegó la apoteosis del monólogo, la consagración del discu-rso sin discu-sión, la tesis sin antitesis y sin hipótesis, la palabra sagrada, la infalibilidad papal sin la curia, la acusación sin defensa, el ataque sin respuesta. Llegamos al estado natural del ser cubano, el ser perfecto, el ser capaz de comprender los más complejos problemas con nada más ser mencionados.

El florecimiento de la arrogancia ilimitada e incontrolada se hizo consustancial con el diario pergeñar del cubano, ya estábamos en nuestro caldo, en el nos salcochamos.

Cualquier funcionario de décimo tercera categoría, se considera omnipotente y omnisapiente, su opinión no discutida es aceptada por los que quedan en el escalón inferior y el resto de la humanidad y así ocurre de escalón en escalón sea hacia arriba o hacia abajo. Aunque en ocasiones ocurre que memos departamentales echan abajo circulares ministeriales y estas a su vez modifican o invalidan leyes vigentes.

La trompetilla, órgano civil de la discrepancia, quedó abolida de inmediato, por grosera imitación de una flatulencia de carácter contrarrevolucionario; la misma discrepancia desapareció de plano, ya nadie discrepa, la unanimidad es imprescindible y el más ligero desliz puede ocasionar que te tilden de gusano, lo cual lo podemos considerar como un insulto, pero peor aún de agente del enemigo, o anexionista, y ya eso no es un insulto sino una amenaza con posibles y rápidas consecuencias, por cierto bastante desagradables.

¿Nunca han visto los hermosos monólogos que se producen en la Asamblea Nacional? ¿No se han percatado de la unanimidad de los ‘acuerdos’ que se toman? ¿Qué más quieren? Es por ello que me sonrío cuando alguien de por acá, e incluso de por allá, sin lugar a dudas con las mejores intenciones, hablan del diálogo, de qué diablos hablan. No se.

Pero no piensen que por acá la cosas andan de otra manera, los cubanos son cubanos en donde quiera que estén, lo que de signo contrario, o más o menos contrario, que nada es absoluto, salvo mi opinión. Intenta discrepar con los próceres de por acá, y los no tan próceres, y la andanada que te espera es violenta lo menos que te toca es la de ser agente castrista o cripto-comunista. McCarthy se debe revolcar de alegría en su cripta.

Los años que han vivido por estas tierras los cubanos, disfrutando aunque sea de lejos del diálogo democrático, civilizado y constructivo, de nada ha servido. Siguen siendo cubanos y a mucha honra.

¡Y el que no esté de acuerdo es un tarado mental!

lunes, 13 de abril de 2009

En el fondo del problema

Waldo Acebo Meireles.
Un interesante trabajo de Oscar Espinosa Chepe aborda el principal problema en la agricultura cubana y el fallido aborde por el Decreto-Ley 259, el problema de la propiedad de la tierra, que en ese decreto no se soluciona sino que se reafirma la voluntad gubernamental de monopolizar la tierra.

Los campesinos, o aspirantes a tales, solo reciben la tierra en posesión, y limitada a diez años, sin contar que las causales para perder el usufructo son múltiples y variadas. Con franqueza me resulta difícil de imaginar a alguien dispuesto a gastar capital, y a dedicar sus energías físicas a condicionar una tierra que le puede ser arrebatada en cualquier momento. Sin embargo al parecer se cuentan ya por miles los que tienen esa disposición, muchos de ellos esperando que la tramitación burocrática culmine y puedan ponerse a trabajar.

La otra limitante del decreto es la cantidad de tierras a entregar por persona natural o jurídica que es de 13.42 ha. [una caballería] y en los casos en que el solicitante ya posea tierras en propiedad o usufructo el tope máximo sería de 40.26 ha. [3 caballerías] esto como ya en otra ocasión mencionamos puede convertirse en una traba para determinados renglones de la actividad agropecuaria.

Pero el problema va más allá para tocar fondo. Veamos, si partimos de las cifras, que aparecen en el artículo mencionado, veremos que se está entregando la tierra a un promedio de 10 ha. por solicitante, es decir menos que lo establecido por el decreto, esto puede ser perfectamente lógico ya que es posible que muchos solicitantes no lleguen a solicitar el máximo establecido en el decreto. El problema es otro si aceptamos que las cifras más serias establecen que el 65% de las tierras de cultivo están ociosas o abandonadas entonces 4,4 millones de ha. están ociosas entonces será necesario entregarle tierras a 440 mil campesinos o aspirante, lo cual me parece bastante difícil de lograr en un país que aniquiló su clase campesina.

Las mismas cifras que se dan lo dejan bien claro el 80% de las solicitudes provienen de personas que no tienen tierra alguna, o sea son aspirantes a campesinos, más bien aspirante a ‘precaristas’ que es como se le conocía en Cuba a aquellos que ponían en cultivo una parcela sin la seguridad de que el dueño no se la arrebatase en cualquier momento. Siendo todo esto así hace falta unos 300 mil aspirantes para supuestamente poner las tierras ociosas a producir.

domingo, 12 de abril de 2009

¡Otra vez las remesas!

Waldo Acebo Meireles

En esta ocasión es un artículo de Marifeli Pérez-Stable la cual toma los datos de Diálogo Interamericano, La condición cubana: migración, remesas y su diáspora, de Manuel Orozco y por suerte ofrece un link que permite bajar un pdf de ese trabajo.

Pasemos por alto el artículo de Pérez-Stable que tomó acríticamente conclusiones como la de que el 36% de los receptores de remesas en Cuba ahorran de la misma un promedio de $500 [US] anualmente. Es evidente que aceptar esa cifra es estar desconectado de la realidad cubana, donde la población vive al día y es difícil de imaginar que tan alto porcentaje de recipientes puedan ahorrar semejante cifra.

Pero veamos la fuente primaria, este documento de 21 páginas es el resumen de la encuesta a 500 personas [300 en USA y 200 en Cuba].

En un artículo anterior decidí suponer que las encuestas, la determinación de la muestra, el procesamiento etc., seguramente se ajustaban al mayor rigor científico y sin ninguna posibilidad de sesgo estadístico. Ahora con los resultados a la vista tengo que desdecirme y señalar que el sesgo estadístico es evidente cuando, por mencionar un elemento, entre las 7 ciudades que reciben mayor cantidad de remesas se encuentran: Jibacoa; Santa Lucía y El Salado [pag.14] O no saben que esas poblaciones no tienen peso demográfico, o ni tan siquiera saben que son unas pequeñas poblaciones costeras.

Otro elemento que denota incongruencia es el de las cifras de remitencias según los receptores es de $467 millones y de acuerdo a los remitentes es de $623 millones lo cual representa una falta de correspondencia de un 25%. Era de esperar que estas dos cifras no coincidieran, pero deberían expresar un nivel de aproximación mucho mayor. [Tabla 10 pag.7].

Existen otros elementos en los datos suministrados que inducen a dudar de los resultados, pero queremos detenernos en el asunto del “ahorro” mencionado más arriba: En la pag.10 se señala que el 36% de los receptores ahorran un promedio de $500 [US] anualmente.

De aceptar estos datos tendríamos que aproximadamente $16 millones son ahorrados anualmente por unos 3 millones de personas, pero la cosa no queda ahí ya que en la pag.18 esa cifra se eleva a un promedio de $940.41, por tanto prácticamente se duplica el promedio de ahorro, y por tanto el total ahorrado. Para destacar aún más lo absurdo de estas cifras anotemos que en la pag.19 aparece que los receptores reciben un promedio de $130, 8 veces al año, por tanto reciben $1090 anualmente, entonces ¿cómo pueden ahorrar $940?

En un trabajo anterior yo llegué a la conclusión de que en Cuba se estaba dando un proceso de atesoramiento mi suposición se basaba en la incapacidad del mercado estatal de colectar todo el dinero recibido del extranjero por lo ciudadanos, pero esta suposición partía de que el dinero al circular en mercados alternativos, eufemismo por ‘bolsa negra’, lentamente se acumulaba en pocas manos y claro está no en el 36% de los receptores, lo cual en mi opinión es irreal.

Otra de las irrealidades con relación a ese ahorro es que el 34% de los encuestados que ahorran, [estamos hablando de un millón de personas aproximadamente al traspolar los datos] respondieron que ahorran para iniciar un negocio, esos encuestados en que país viven, de que negocio están hablando. No, esos no pueden ser cubanos viviendo en Cuba.

sábado, 4 de abril de 2009

La "unidad" como demagogia

Waldo Acebo Meireles

No me voy a detener en el desvergonzado título del artículo, con ese cuento llevan 50 años, y para el caso en realidad la discrepancia no es ni fue síntoma ni muestra de desunión.

Pero hay dos afirmaciones que me gustaría refutar, la primera: Gómez sí se percataba de el interés que se ocultaba en la desmovilización del Ejercito Libertador pero en la práctica el ejercito se estaba desmovilizando por su cuenta, había terminado la Guerra, los mambises eran en realidad civiles, y por otra parte llevaban meses en el limbo que para ellos se produjo después de la derrota de España.

Mal vestidos, peor alimentados, ya no tenían el recurso de tomarle los avituallamiento al enemigo, ni el asaltar una población para obtener medicinas u otros recursos necesarios, ni pedirle contribuciones de guerra a un hacendado, colono o el dueño de un central.

Gómez conocía perfectamente el grado de deterioro que en las tropas se estaba produciendo y sus efectos en la moral de aquellos que en el mejor de los casos dependían de las limosnas en alimentos que recibían del ejército de ocupación. Su interés por tanto no sólo estaba en el no endeudar la república sino también viabilizar una desmovilización que en la práctica se estaba produciendo de manera desordenada y sin beneficio para nadie.

En segundo lugar no creo que tachar a la Asamblea del Cerro de ingenuidad política se ajuste a esa situación, la Asamblea no solo pretendía el reconocimiento de su autoridad sino también, y lo cual era vital para la constitución de la republica, el poner de su parte a Wall Street, no eran tontos en aceptar un préstamo leonino, confiaban en que la avaricia de los prestamistas actuara en su favor y los cabilderos en Washington pusiesen todo su peso en el reconocimiento de Cuba como independiente y por tanto con una deuda en la arrancada.

Qué hubiese pasado de haber tenido éxito la Asamblea del Cerro, eso lo dejo a aquellos que gustan de las historias alternativas.