Waldo Acebo Meireles
Después de casi 40 años de investigación Radamés Giró culminó una obra de inexcusable uso por los interesados en el desarrollo histórico y técnico de la música en Cuba. Publicado en el 2007, aunque fue presentado oficialmente en febrero del 2008, este valioso diccionario en cuatro tomos con más de mil páginas, con profusas ilustraciones, facsímiles, partituras, etc. es una obra de la mayor importancia, según las palabras de Leo Brouwer, porque reseña la historia “desde el maraquero más modesto hasta el paso de Stravinsky por La Habana”
Basta hojear los cuatro tomos para percatarnos de la seriedad con que se llevó a cabo este empeño, en el mismo aparecen no sólo los músicos cubanos, interpretes, autores, arreglistas, etc., sino incluso músicos extranjeros, como señala Brouwer, que actuaron en algún momento en el país, la menciones a Bruno Walter, David Oistrakh, Prokofiev, y muchos otros, denotan una seria búsqueda en el acontecer cotidiano de la música en Cuba. De sumo interés resulta el análisis que sobre Prokofiev realizó en su momento María Muñoz de Quevedo y que Giró incluye en dicha entrada.
Sobre lo anterior debemos abundar, cada entrada incluye una nota o reseña bibliográfica de sumo valor para aquellos que quieran profundizar en el tema tratado; las entradas en aquellos casos necesarios se producen no por los apellidos de los músicos, sino por los apodos con que eran o son conocidos, ¿cómo encontrar a Guyún, por poner un ejemplo, si hubiese sido entrado como González-Rubiera, Vicente?
Hablando de Guyún, el ensayo que dedica Giró a la historia de la guitarra en Cuba es una excelente síntesis, lo de síntesis es un decir ya que comprende 12 páginas, y recorre todo el proceso de incorporación de ese instrumento al acerbo cultural cubano y su desarrollo.
Otra entrada que nos llamó la atención por lo detallado del estudio y los elementos fácticos que recoge, es la dedicada al rock en Cuba, no sólo se analiza como se produce su introducción, como influyó en la música cubana, los grupos de rock que se fueron creando en las diferentes épocas, sino que señala, con claridad: “Los Beatles eran prohibidos, aunque se escuchaban en círculos cerrados, su difusión era subterranea…” fenómeno represivo que se ha pretendido negar.
El estudio sobre Cesar Portillo de la Luz es de un rigor técnico y de una claridad discursiva envidiable, se evitan los lugares comunes y se deja establecida la relación de este autor, y del movimiento del filin, con la trova tradicional cubana.
Hemos mencionados algunos aspectos que, en esta extensa obra de consulta, nos han motivado a escribir esta reseña, pero no quisiera terminar sin señalar que, a diferencia de otras obras relacionadas con esta temática, en esta sí aparecen no sólo los músicos que abandonaron el país en algún momento después de 1959, como Paquito D’Rivera, Olga Guillot, Celia Cruz, Arturo Sandoval y muchos otros, sino incluso se le da entrada a músicos cubanos cuya obra musical se desarrolló fuera de Cuba, como por ejemplo Gloria Estefan y Willy Chirino.
El formato de esta edición de sólo cuatro mil ejemplares es difícil de manejar por su tamaño de 8 x 11, y el papel es infame, pero la obra es digna de los mayores elogios.
Después de casi 40 años de investigación Radamés Giró culminó una obra de inexcusable uso por los interesados en el desarrollo histórico y técnico de la música en Cuba. Publicado en el 2007, aunque fue presentado oficialmente en febrero del 2008, este valioso diccionario en cuatro tomos con más de mil páginas, con profusas ilustraciones, facsímiles, partituras, etc. es una obra de la mayor importancia, según las palabras de Leo Brouwer, porque reseña la historia “desde el maraquero más modesto hasta el paso de Stravinsky por La Habana”
Basta hojear los cuatro tomos para percatarnos de la seriedad con que se llevó a cabo este empeño, en el mismo aparecen no sólo los músicos cubanos, interpretes, autores, arreglistas, etc., sino incluso músicos extranjeros, como señala Brouwer, que actuaron en algún momento en el país, la menciones a Bruno Walter, David Oistrakh, Prokofiev, y muchos otros, denotan una seria búsqueda en el acontecer cotidiano de la música en Cuba. De sumo interés resulta el análisis que sobre Prokofiev realizó en su momento María Muñoz de Quevedo y que Giró incluye en dicha entrada.
Sobre lo anterior debemos abundar, cada entrada incluye una nota o reseña bibliográfica de sumo valor para aquellos que quieran profundizar en el tema tratado; las entradas en aquellos casos necesarios se producen no por los apellidos de los músicos, sino por los apodos con que eran o son conocidos, ¿cómo encontrar a Guyún, por poner un ejemplo, si hubiese sido entrado como González-Rubiera, Vicente?
Hablando de Guyún, el ensayo que dedica Giró a la historia de la guitarra en Cuba es una excelente síntesis, lo de síntesis es un decir ya que comprende 12 páginas, y recorre todo el proceso de incorporación de ese instrumento al acerbo cultural cubano y su desarrollo.
Otra entrada que nos llamó la atención por lo detallado del estudio y los elementos fácticos que recoge, es la dedicada al rock en Cuba, no sólo se analiza como se produce su introducción, como influyó en la música cubana, los grupos de rock que se fueron creando en las diferentes épocas, sino que señala, con claridad: “Los Beatles eran prohibidos, aunque se escuchaban en círculos cerrados, su difusión era subterranea…” fenómeno represivo que se ha pretendido negar.
El estudio sobre Cesar Portillo de la Luz es de un rigor técnico y de una claridad discursiva envidiable, se evitan los lugares comunes y se deja establecida la relación de este autor, y del movimiento del filin, con la trova tradicional cubana.
Hemos mencionados algunos aspectos que, en esta extensa obra de consulta, nos han motivado a escribir esta reseña, pero no quisiera terminar sin señalar que, a diferencia de otras obras relacionadas con esta temática, en esta sí aparecen no sólo los músicos que abandonaron el país en algún momento después de 1959, como Paquito D’Rivera, Olga Guillot, Celia Cruz, Arturo Sandoval y muchos otros, sino incluso se le da entrada a músicos cubanos cuya obra musical se desarrolló fuera de Cuba, como por ejemplo Gloria Estefan y Willy Chirino.
El formato de esta edición de sólo cuatro mil ejemplares es difícil de manejar por su tamaño de 8 x 11, y el papel es infame, pero la obra es digna de los mayores elogios.
Tengo todos los tomos.
ResponderEliminarLe dire que ninguna obra es completa y perfecta.
Pero no me gusto que Giro toma referencia de varios musicos cubanos de los libros Vida y Milagros de la Farandula de Cuba de Rosendo Rosell , pero no aparece Rosendo Rosell como musico en el libro.
Todo cubano sabe que Calculadora , Caimitillo y marañon , Cubita Cubera y tanto otras que nos dejo este polifacetico artista cubano.