Waldo Acebo Meireles
El reciente trabajo de Rubén Zanetti hace algunas consideraciones sobre la Guerra de los Diez Años con las cuales no puedo menos que estar en absoluto desacuerdo.
La primera es la referida a lo que, según él, fueron las motivaciones de Carlos Manuel de Céspedes para lanzar el grito de independencia el 10 de octubre de 1868; si las razones de incompetencia económica que le atribuye a Céspedes fueron sus motivaciones, ¿cómo explica a los demás que se le unieron?, ¿cuáles serían las de Agramonte en el Camagüey, le iba mal en su profesión de abogado?
La segunda objeción es a la pedestre razón que le achaca a Gómez para unirse a las tropas independentistas, le duró bastante el encabronamiento, nada más y nada menos que treinta años de lucha contra el yugo colonial español.
Y finalmente objeto que la Protesta de Baraguá fuese un desatino, en el orden militar era un suicidio, pero políticamente recibió el adecuado tributo de Martí cuando la calificó como lo más glorioso de nuestra historia, el necesario puente entre la guerra fallida y la guerra por iniciar. Por otra parte el ‘embaraje’, que no sólo fue de Figueredo, no pasa en lo absoluto inadvertido en nuestra historiografía.
Creo que para criticar el análisis, por llamarlo de alguna forma, de Antonio Néstor Alvarez Pitaluga no era necesario tan prosaicas y ahistóricas consideraciones, hay unas cuantas cosas de que hablar de las tres o cuatro tonterías que ese ‘analista’ incluyó en sus criterios de ‘modernidad revolucionaria’.
El reciente trabajo de Rubén Zanetti hace algunas consideraciones sobre la Guerra de los Diez Años con las cuales no puedo menos que estar en absoluto desacuerdo.
La primera es la referida a lo que, según él, fueron las motivaciones de Carlos Manuel de Céspedes para lanzar el grito de independencia el 10 de octubre de 1868; si las razones de incompetencia económica que le atribuye a Céspedes fueron sus motivaciones, ¿cómo explica a los demás que se le unieron?, ¿cuáles serían las de Agramonte en el Camagüey, le iba mal en su profesión de abogado?
La segunda objeción es a la pedestre razón que le achaca a Gómez para unirse a las tropas independentistas, le duró bastante el encabronamiento, nada más y nada menos que treinta años de lucha contra el yugo colonial español.
Y finalmente objeto que la Protesta de Baraguá fuese un desatino, en el orden militar era un suicidio, pero políticamente recibió el adecuado tributo de Martí cuando la calificó como lo más glorioso de nuestra historia, el necesario puente entre la guerra fallida y la guerra por iniciar. Por otra parte el ‘embaraje’, que no sólo fue de Figueredo, no pasa en lo absoluto inadvertido en nuestra historiografía.
Creo que para criticar el análisis, por llamarlo de alguna forma, de Antonio Néstor Alvarez Pitaluga no era necesario tan prosaicas y ahistóricas consideraciones, hay unas cuantas cosas de que hablar de las tres o cuatro tonterías que ese ‘analista’ incluyó en sus criterios de ‘modernidad revolucionaria’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán estar relacionados al asunto que se comenta, lo cual debería ser lo normal, y se debe evitar el uso de peyorativos e insultos personales.