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sábado, 23 de enero de 2010

El Archivo Nacional [II]



Waldo Acebo Meireles

Sorprende el poco uso que muchos historiadores le dan a esta plétora de fuentes documentales. En varios años concurriendo casi a diario solo vi a un grupo de investigadores, que trabajaban en el estudio de las fuentes financieras del Partido Revolucionario Cubano, que aparecían por la sala de lectura con bastante asiduidad 1. Eran muy pocos los usuarios de los fondos.

Pero ello no es extraño si consideramos que los graduados de Historia de la Universidad de La Habana jamás [por lo menos en mis tiempos estudiantiles] recibieron información alguna sobre esta ineludible institución, y decimos ineludible si partimos de que sus fondos son únicos e irremplazables como fuente primaria para una seria investigación histórica.

Sin embargo qué ocurre con el Archivo: Se está cayendo a pedazos, y las colecciones están en serio peligro de desaparecer para siempre, por demás está decir que los sistemas de protección son inadecuados tanto en cuanto a robos y otras fechorías, como contra incendio.

Pongamos por ejemplo el salón destinado a los materiales cartográficos, en esta sala las ventanas no cerraban bien y estaban faltas de pintura. Las inclemencias propias del trópico, sumado a la cercanía al puerto con su terrible carga de contaminación, sin descontar el salitre, han hecho estragos en los marcos de madera que se han separado de las paredes. Por tanto cuando llueve el agua entra por las ventanas, los marcos y por cualquier parte, y los mapas se mojan a pesar del esfuerzo, de la única empleada al frente de ese departamento, en protegerlo y mover los pesados anaqueles acorde a la dirección del viento y la lluvia. Esfuerzos baldíos, el deterioro se ha ido acumulando en esos documentos impares e insustituibles. Las fuentes de nuestra historia se pierden irremisiblemente.

En general el Archivo Nacional es un reflejo, como cualquier otro aspecto de la vida en que se hurgue un poco, del deterioro ético, de la llamada “doble moral”, esa doblez en el individuo que trata de supervivir en un contexto agresivo y enajenante, en el que la mediocridad real o autoimpuesta es garantía de una relativa y mezquina tranquilidad.

La indisciplina laboral, el quebranto del espíritu profesional, la tendencia al cohecho, la corrupción galopante, el hurto sistemático, el desprecio a los valores, el lenguaje y la acción agresiva y otros tantos fenómenos de la vida cotidiana se manifiestan de una u otra manera en esta institución. Son estas, las manifestaciones del “nuevo espíritu nacional”, las consecuencias del desastre cubano más difíciles de erradicar y no las del desbarajuste de la economía y el deterioro de la infraestructura.

Pero también el Archivo es un ejemplo paradigmático de lo que en Cuba se conoce como “el síndrome del silencio”2 .

Por poner un solo ejemplo, si en el proceso de investigación es necesario abordar los años posteriores a 1959 resulta imprescindible consultar los fondos referidos al Instituto Nacional de la Reforma Agraria [INRA] en aras de tratar de reconstruir la evolución de la propiedad y la posesión de la tierra. Es también de sumo interés delimitar las Zonas de Desarrollo Agrario [ZDA], la creación de cooperativas de producción y de consumo, el proceso de intervención, que por aquella época estaba totalmente en manos del INRA como brazo ejecutor de la orientación estatalizadora del régimen, etc. Evidentemente la información que se necesita es de suma importancia para historiar ese convulso período, pero ello es imposible, el valladar de los llamados ‘Fondos Verdes’ es infranqueable para consultarlos es necesario tener no se que autorización de no se que nivel, ya que nunca nadie me lo pudo aclarar 3.

Es más factible historiar un proceso ocurrido hace un siglo que el acontecido hace 20, 30, años. El historiar estos últimos y tenebrosos 50 años va a ser una tarea casi imposible o en extremo ardua.

1 Realmente era un grupo muy serio integrado no por historiadores sino por economistas y contadores, los resultados de su investigación no han sido publicados, lo cual es una lástima ya que el esfuerzo y el asunto lo merecían.
2 El ‘síndrome del silencio’ forma parte de toda la parafernalia ‘orwelliana’ que satura el país. Lo cual se manifiesta hasta en las mínimas cosas. Es una concepción que se justifica en que Cuba está rodeada de enemigos, que está en estado de guerra permanente y que el enemigo, el imperialismo por antonomasia, siempre esta al acecho, y que toda y cualquier información le es útil para atacarnos. Ejemplo de ello es que las fotos aéreas de Cuba realizadas en 1956 por una compañía norteamericana, son inaccesibles. Es para reírse ya que cualquiera fuera de Cuba puede obtener imágenes de satélites con una mayor definición y a todo color y además actuales. Pero como tantas otras cosas…
3 Con estos ‘fondos’pasa algo similar que con los ultra secretos del Consejo de Estado en manos durante mucho tiempo de Celia Sánchez que delegaba en un casi anónimo capitán del Ejercito Rebelde que debido a sus inclinaciones homosexuales fue destinado a esta oscura tarea, pero donde podía lucir sus bellos uniformes verde olivo confeccionado con la mejor de las gabardinas. No conozco ningún historiador que haya tenido acceso a estos fondos, con la excepción de uno soviético lo cual levantó grandes ronchas [que fueron rascadas en el más absoluto silencio] entre los investigadores e historiadores del patio.

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