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domingo, 15 de febrero de 2009

El fracaso del sistema educacional cubano

Waldo Acebo Meireles

El deterioro en la educación cubana ya es tan evidente que la crítica se hizo pública por alguien del cual quizás no se podría esperar, Alfredo Guevara, que en una intervención en el VII Congreso de la UNEAC señaló:

“¿Puede la escuela primaria y secundaria y el pre (preuniversitario), tal y cual han llegado a ser, regenteadas por criterios y prácticas descabellados e ignorantes de principios pedagógicos, sicológicos elementales, y violadora de derechos familiares, ser formadora de niños y adolescentes, y por tanto fundar futuro?” “Jamás podrá construirse con solidez a partir de dogmas, empecinamiento, desconocimiento de la realidad real o ignorando los mensajes alertadores de la experiencia y de los ciudadanos”

Se le puede contestar a Guevara que no, que con una juventud, no formada, sino deformada por un sistema que, como él plantea, violó los derechos familiares y ha sido, y continua siendo, regentada por prácticas descabelladas no es posible construir el futuro que deseamos para la patria.

El penúltimo estertor del sistema educacional cubano, tan elogiado y admirado por aquellos que no conocen en realidad lo que está pasando con la educación de nuestros jóvenes, son los llamados ‘profesores generales integrales’, con ello se eliminaron las cátedras, los profesores especializados, ahora son dos grandes grupos de asignaturas: Ciencias y Humanidades. Esto que pudiera ser interpretado como una opción lógica en la búsqueda de la integralidad de las materias, lo cual estaría en correspondencia con ciertas teorías y movimientos pedagógicos contemporáneos, en realidad sólo pretende reducir el número de profesores necesarios en cada centro docente, y así ‘aliviar’ la insoluble demanda de maestros y profesores.

El origen de esta debacle la tenemos que ir a buscar al instante en que las Escuelas Normales fueron cerradas, a inicio de los años 60’, y se empezó a buscar soluciones más sobre la base de la preparación ideológica y la corrección política que en la preparación pedagógica y psicológica. A partir de ese momento el déficit de maestros y profesores fue una constante en la problemática educacional cubana. Y junto con ello el deterioro cada vez más agudo en la formación de los docentes que se enfrentaban a sus alumnos con menos capacidad y madurez profesional.

Maestros Voluntarios, luego los ‘Makarenkos’; los maestros emergentes, los planes acelerados de titulación; el Destacamento Pedagógico y así en declive cada vez más acentuado, hasta este último ‘invento’. El sistema se ha agotado, no es viable, es un total y rotundo desastre. Se retomaron las ‘teleclases’ que fracasaron a finales de los años 60’, ahora las llaman ‘videoclases’, con los mismos resultados, objetivos que no son comprobados, ni controlados; contenidos que se quedan en el limbo; aspectos básicos que no son atendidos y la desaparición total de cualquier forma de atención a las diferencias individuales de los alumnos que reciben esa ‘enseñanza’ masificada al absurdo y ajena a los más elementales principios pedagógico y didácticos.

Qué se puede esperar de un sistema que pretende formar a sus profesores, en los Institutos Pedagógicos, a partir de ideas rectoras como las siguientes, las mismas están tomadas del currículo para la formación de los profesores de Ciencias Humanísticas:

-Sólida preparación política e ideológica basado en los principios de la
ideología de la Revolución Cubana: Martiana, Marxista y Fidelista
-Portadores de los valores humanos y revolucionarios que requiere nuestra
sociedad.
-Poseedores de una cultura general integral con base humanista, que les
permitan tomar decisiones sobre su vida política en correspondencia con las
necesidades sociales del país y propicien su propio desarrollo humano.

Es el mismo esquema, el mismo dogma que viene aplicándose desde el inicio, que no ha dado resultados pero que se continúa aplicando sin tomar en cuenta las experiencias acumuladas, los resultados reales.

Y esos resultados ya empezaron a llegar a las escuelas de Miami, esos alumnos que con la edad requerida y las credenciales correspondientes, emitidas por las escuelas cubanas, que certifican su nivel de escolaridad, pero que sin embargo, cuando son sentados en un aula, por ejemplo, de 2do.Grado, son incapaces de leer, claro está en español, no se le pide más. O son totalmente ineptos para efectuar operaciones matemáticas elementales, no saben lo que es un quebrado, y así con el resto de las habilidades y conocimientos que se supone deberían tener.

Mientras tanto en Cuba José R. Fernández [el gallego] convertido en una especie de supra-ministro de Educación lo han hecho responsable de esta “tarea de choque” estrechamente vinculada a la llamada ‘batalla de las ideas’, y se debate infructuosamente tratando el elevar la calidad de las clases que imparten estos profesores emergentes.

Ahora estos jóvenes reciben ayuda de maestros y profesores que estando retirados los reclutan para sin perder los beneficios, es un decir, del retiro impartan tutorías dos veces a la semana buscando elevar los conocimientos de estos alumnos-profesores. Tarea realmente imposible en los plazos disponibles. Situación esta que se agrava en La Habana que depende incluso de jóvenes venidos de otras provincias que viven en condiciones que en nada resultan estimulantes de actividades intelectuales.

Esos son las realidades que esas organizaciones internacionales que colocan a Cuba como un ejemplo a seguir, ignoran, o prefieren ignorar. Pero esa es la situación real y los que están pagando por este desastre son los niños y jóvenes cubanos, aquellos para los que supuestamente se ha creado todo el politizado e inoperante andamiaje educacional cubano, que en la práctica se ha devorado a si mismo y ha comprometido el futuro de la nación.

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