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lunes, 31 de enero de 2011

Un hito en los estudios de la pintura cubana.

Waldo Acebo Meireles

Nos referimos al libro 'Carlos Enríquez The  Painter of Cuban Ballads' de Juan A. Martínez. Dentro de pocas semanas se cumplirá un año de su publicación por la Galería Cernuda Arte y consideramos que ha recibido poca, si alguna, atención de la crítica.

El libro en un formato grande [9 x 12”] consta de más de 300 páginas, una Introducción y doce capítulos; un apéndice con cartas y otros documentos y una detallada cronografía, una extensa bibliografía y finalmente lo que la hace de por si solo una obra imprescindible: cientos de reproducciones a todo color de la obra pictórica de Carlos Enríquez organizada cronológicamente y de excelente calidad, ello marca una notable diferencia con la obra anterior de J.A. Martínez, “Cuban Art and National Identity: The Vanguardia Painters, 1927-1950”, que solo constaba con ocho ilustraciones a color y 52 pequeñas ilustraciones en blanco y negro malamente reproducidas.

La obra es una profunda y rigurosa investigación del devenir vital y pictórico de Carlos Enríquez y nos presenta al artista en su faceta humana evitando caer en un simple anecdotario. El libro es el producto de más de diez años de acucioso trabajo investigativo, de interpretación y valoración de la obra pictórica.

Ya en el primer capítulo se nos enmarca la conflictiva y poderosa personalidad del pintor; a lo largo de la obra nos informamos de su procedencia social y a su vez de su rechazo de la misma, sus actitudes beligerantes e iconoclastas, su formación artística, las influencias que asimiló en su arte profundamente cubano, sin caer en ningún falso y estereotipado folklorismo; y finalmente de su influencia en la evolución del arte pictórico cubano.

Es de raigal importancia el análisis de la obra tardía de Carlos Enríquez que los críticos generalmente consideran de menor valor y de poco interés a pesar de que en ese periodo los elementos básicos de su pintura se mantienen: el desnudo femenino, las palmas, los caballos, los guajiros desde el punto de vista temático y técnicamente la fuerza del dibujo y la transparencia también se manifiesta con todo vigor. Yo añadiría que en algunas de estas obras encontramos una reminiscencia a Chagall, ver por ejemplo ‘Carrusel’ de 1951; ‘Carrera de caballos’ de 1953 entre otras.

Es innecesario recomendar el libro, es una obra ineludible.

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