La audiencia del
Senado en la que el Senador Marcos Rubio sometió a un exhaustivo interrogatorio
a la Secretaria de Asuntos para el Hemisferio Occidental la Sra. Roberta S.
Jacobson dejó en claro varias cuestiones, la primera de ellas es que esta
funcionaria tiene un abismal desconocimiento de los asuntos cubanos.
Desconocer quién
es el Gral. Luis Alberto Rodríguez
López-Callejas y sus funciones dentro de la monarquía tropical y peor aun ignorar
no sólo sus relaciones con una de las hijas del actual dictador, sino incluso
el nombre de esa heredera, es realmente inaceptable.
Lo más probable es
que la Jacobson no tenga idea ni de que fue la Enmienda Platt, ni como surgió
el asunto de la carbonera en Guantánamo, esta ignorancia es fatal, confiemos
que para el resto de los países que atiende su desconocimiento no sea similar.
Es algo de
sabiduría elemental que debemos conocer a nuestro enemigo, o contrincante,
conocer sus puntos débiles y fuertes para poderse sentar en una mesa de
negociaciones y en este caso debemos reconocer que la parte cubana representada
por Josefina Vidal, Directora General de la Dirección General de Estados
Unidos, estaba, y con mucho, mejor preparada; si hay alguna duda se puede leer
su entrevista aparecida en el “Granma” el día 2 de este mes.
Otro elemento de
interés que salió a relucir en la Audiencia del Senado fue que el Departamento
de Estado no estuvo presente en las largas negociaciones que sirvieron de
preámbulo, sin lugar a duda otra desventaja para la Sra. Jacobson, esto sin
lugar a duda la puso en una situación de inferioridad frente a sus
interlocutores, tanto en La Habana, como en Washington.
El rostro de la
Jacobson denotaba fastidio y sus respuestas eran cuando menos titubeantes, lo
cual se hizo más evidente cuando fue presionada a una respuesta concreta de si
EE.UU. abriría una embajada en Cuba aunque no pudiese ponerse en contacto con
la población en particular los disidentes, su mejor respuesta después de varios
intentos:
“can’t
imagine that we would go to the next stage of our diplomatic relationship with
an agreement not to see democracy activists, no.”
Ella no se puede
imaginar que se pueda avanzar a un nuevo nivel en las relaciones diplomáticas si
se acuerda no contactar con los disidentes. Ella sólo es capaz de imaginárselo,
pero incapaz de negar esa posibilidad.
Por tanto Dios nos
coja confesados.
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