La revista TIME dedica su portada y su artículo
central a Cuba, en su edición del 6 de abril del 2015, dicho artículo está
firmado por Karl Vick, este tiene una larga trayectoria en el periodismo y en
su última asignación estuvo cuatro años como jefe de la corresponsalía en
Jerusalén desde donde escribió cientos de artículos sobre Israel, Palestina y
en general sobre el Medio Oriente.
Por tanto Karl Vick
es un periodista con una larga experiencia internacional pero falla
miserablemente en este su primer intento con Cuba; debemos reconocer que este
artículo es el resultado de su primera visita a Cuba, la anterior en 1997 no
cuenta ya que fue turística, se fue a Varadero.
El propio título de
su trabajo “Cuba on the Cusp” el cual podemos traducir como “Cuba al inicio de
un cambio” en realidad no se corresponde con el contenido del mismo, ya que en
ningún momento el periodista nos deja ver cuál será ese cambio, más bien deja
dicho que las transformaciones en la esfera económica no redundan en cambios en
lo político y pone de ejemplo a China y Vietnam. En eso tiene toda la razón.
La visión que nos
da de Cuba es lo que pudiéramos decir folclórica, superficial y turística,
llena de frases hechas y de opiniones tomadas de entrevistas que se generan
aparentemente de manera casual, la única opinión de algún peso es la expresada
por Carmelo Mesa-Lago, con la que
podemos estar de acuerdo o no, pero es un criterio autorizado.
Valoraciones como
la del bajo índice de analfabetismo o de mortalidad infantil son los elementos
tradicionales en la percepción liberal y de izquierda entre los académicos, y
no tan académico, pero con ellos
ignoran, o así lo pretenden, las otras realidades de la sociedad cubana que no
se alude en lo absoluto en el artículo, quizás la única excepción es cuando
menciona que el campesino cubano se ve obligado a vender la mayor parte de su
cosecha al estado, a precio inferiores al mercado real.
Quizás su peor momento es cuando dice “The exiles were routed but came to dominate the U.S. view of Cuba for
the next half-century, defining Castro’s regime as totalitarian and the Cuban
people as victims.” Como si el régimen no fuese
totalitario y el pueblo no fuese la víctima.
Su superficialidad
lo lleva en varios momentos a la “nostalgia futura”, de cómo cambiará Cuba
cuando los McDonald se hagan presentes en el escenario de una ciudad en ruinas,
realidad que no menciona en ningún momento, ni se refleja en la mayor parte de
las fotos que acompañan el artículo. Esperemos que él supere la ignorancia de
la Secretaria de Asuntos para el Hemisferio Occidental la Sra. Roberta S.
Jacobson, cuando en la audiencia frente al Senado fue incapaz de reconocer
quién era el Gral. Luis Alberto Rodríguez López-Callejas y sus funciones dentro
de la monarquía tropical.
Démosle un voto de
confianza al periodista que navegó en las turbulentas aguas del Medio Oriente y
de la relaciones de Israel con sus vecinos, aunque en realidad los judíos no
simpatizaban mucho con él, y esperemos que en las más tranquilas aguas
caribeñas pueda navegar a mayor profundidad y con igual o mayor pericia.
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