[publicado originalmente en E. Ichikawa]
Waldo Acebo Meireles
Me han resultado interesantes tres diferentes ‘post’ que de una manera u otra se refieren a lo mismo, a la pretensión de mirar el problema cubano a través de la óptica de la influencia, o no influencia, de la política de los EE.UU. En el primero E. Ichikawa deja establecido que aplicar la lógica, el sentido del honor, la rectitud principista y cualquier otra categoría ética al gobierno de Cuba es de una ingenuidad total. Estamos de acuerdo.
Por otra parte, en más de una ocasión, el Supremo ha manifestado, como de manera casual, sus preferencias a tratar con los ‘reaccionarios’ republicanos y no con los ‘menos reaccionarios’ demócratas, sus razones tendrá. El sabe de esas cosas. Es verdad, también, que en una ocasión dijo que daba igual Juana que su hermana. Vaya a usted a saber.
Durante, el casi finalizado, gobierno republicano, de una manera tranquila, sin aspavientos, sin grandes titulares, se comenzó a exportar a Cuba, primero unas cuantas toneladas de pollos congelados, otras pocas de arroz, con el beneplacito de los granjeros norteamericanos ese comercio se ha extendido hasta representar, según fuentes en la isla, que por tradición no son confiables, que EE.UU ocupa el cuarto lugar en el comercio exterior de Cuba. ¿Qúién lo diría?
Durante el gobierno demócrata anterior, en un momento en que un recrudecimiento de las restricciones estaba varado y no se acaba de tomar ninguna acción al respecto, dos aviones cazas cubanos Mig 25, o 35, o 55, que para el caso da igual, practicaron el tiro con cohetes aire-aire contra dos indefensas avionetas. Resultado (¿casual?) las más enérgicas medidas fueron adoptadas de inmediato, sin más hesitación.
Sin embargo, ingenuos que somos, seguimos mirando los asuntos cubanos a través del deformado prisma de la política de los EE.UU. Mientras en La Habana, que es donde en definitiva se corta el bacalao, primero se da como si no fuera nada de importancia la elección de Obama, por lo menos esa es la poca atención que le brinda el organo oficial. Después varios ministros hacen declaraciones (¿espontaneas?) que matizan sin contradiciones la parquedad del Granma.
Finalmente se produce un liviano incremento de la represión de disidentes en Guantánamo, vaya que no podía ser más lejos y a la vez más cerca, sin lugar a dudas que yo soy mal pensado pero en la incoherencia resabida y resabiosa todo me resulta coherente.
En la “Valla Habana”, los gallos gustan del combate, en cualquier variante: corredores para agotar al contrario; frontales, a picotazos, de lado, con las navajas de cortalazo, como quiera, pero lo que si necesitan es un gallo oponente, sin enemigo se acabó la valla.
El onceno presidente es un gallo1 capirro, y va a salir a una valla donde las monedas están en el piso, ya están apostadas, y dondé los gallos del patio tienen las espuelas untadas. No hay gane.
1 El 11 en la charada
Waldo Acebo Meireles
Me han resultado interesantes tres diferentes ‘post’ que de una manera u otra se refieren a lo mismo, a la pretensión de mirar el problema cubano a través de la óptica de la influencia, o no influencia, de la política de los EE.UU. En el primero E. Ichikawa deja establecido que aplicar la lógica, el sentido del honor, la rectitud principista y cualquier otra categoría ética al gobierno de Cuba es de una ingenuidad total. Estamos de acuerdo.
Por otra parte, en más de una ocasión, el Supremo ha manifestado, como de manera casual, sus preferencias a tratar con los ‘reaccionarios’ republicanos y no con los ‘menos reaccionarios’ demócratas, sus razones tendrá. El sabe de esas cosas. Es verdad, también, que en una ocasión dijo que daba igual Juana que su hermana. Vaya a usted a saber.
Durante, el casi finalizado, gobierno republicano, de una manera tranquila, sin aspavientos, sin grandes titulares, se comenzó a exportar a Cuba, primero unas cuantas toneladas de pollos congelados, otras pocas de arroz, con el beneplacito de los granjeros norteamericanos ese comercio se ha extendido hasta representar, según fuentes en la isla, que por tradición no son confiables, que EE.UU ocupa el cuarto lugar en el comercio exterior de Cuba. ¿Qúién lo diría?
Durante el gobierno demócrata anterior, en un momento en que un recrudecimiento de las restricciones estaba varado y no se acaba de tomar ninguna acción al respecto, dos aviones cazas cubanos Mig 25, o 35, o 55, que para el caso da igual, practicaron el tiro con cohetes aire-aire contra dos indefensas avionetas. Resultado (¿casual?) las más enérgicas medidas fueron adoptadas de inmediato, sin más hesitación.
Sin embargo, ingenuos que somos, seguimos mirando los asuntos cubanos a través del deformado prisma de la política de los EE.UU. Mientras en La Habana, que es donde en definitiva se corta el bacalao, primero se da como si no fuera nada de importancia la elección de Obama, por lo menos esa es la poca atención que le brinda el organo oficial. Después varios ministros hacen declaraciones (¿espontaneas?) que matizan sin contradiciones la parquedad del Granma.
Finalmente se produce un liviano incremento de la represión de disidentes en Guantánamo, vaya que no podía ser más lejos y a la vez más cerca, sin lugar a dudas que yo soy mal pensado pero en la incoherencia resabida y resabiosa todo me resulta coherente.
En la “Valla Habana”, los gallos gustan del combate, en cualquier variante: corredores para agotar al contrario; frontales, a picotazos, de lado, con las navajas de cortalazo, como quiera, pero lo que si necesitan es un gallo oponente, sin enemigo se acabó la valla.
El onceno presidente es un gallo1 capirro, y va a salir a una valla donde las monedas están en el piso, ya están apostadas, y dondé los gallos del patio tienen las espuelas untadas. No hay gane.
1 El 11 en la charada
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