Ha pasado el 20 de mayo sin penas por allá y sin glorias por acá, o
viceversa que es más o menos lo mismo. Se hubiesen cumplido 113 años de la
fundación de la República, casualmente el mismo número que José Martí llevaba
en su uniforme de preso político. Máximo
Gómez al izar la bandera cubana con lágrimas en los ojos pensaba, con su
ingenuidad política habitual, que ya habíamos llegado. Sí, llegamos a una
República mediatizada, que como afirmó cierto político norteamericano poco le
quedaba de independiente.
Enmienda Platt, Tratados de
Reciprocidad, Permanente y de Bases Navales y Carboneras, que eran más de una,
aunque ahora sólo quede la de Guantánamo donde el único carbón que existe es
para preparar ‘barbecue’; poca independencia
le dejaban a la supuestamente soberana nación, pero teníamos una bandera
y un himno y un presidente electo democráticamente.
A los cubanos no les quedó más
remedio que aceptar las imposiciones, pero dentro de esa República tan
vilipendiada, corrupta, entregada al imperialismo había fuerzas patrióticas
suficientes para enfrentar durante años las obligatorias exigencias. La lucha
contra esos Tratados fue constante y tenaz y logró con un amplio apoyo popular
la recuperación de la Isla de Pinos en 1925.
Intelectuales cubanos de la valía
de Herminio Portell Vilá, al que un polemista comunista llamaba ‘el HP Vilá’
presentó con la honestidad y valentía que después demostraría en su obra ‘Historia
de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y España’, la posición de Cuba
con relación a la intervenciones extranjeras en la conferencia de Montevideo de
1933. Su ponencia desempeño sin lugar a duda un papel fundamental en la
derogación de la Enmienda Platt el 20 de mayo de 1934.
Lentamente se fue eliminando la
dependencia y los ‘pro-consulesa’ no podían maniobrar tan abiertamente y con
resultados seguros en una Republica que poseía una prensa libre, y un sistema
electoral que aunque víctima de algún que otro pucherazo, era básicamente democrático.
La República desarrolló un
sistema educacional que era la envidia del resto de las naciones de América,
los textos de los pedagogos cubanos se editaban, vendían y utilizaban en
decenas de países hispanos parlante, aún andan por ahí las obras de Baldor,
Rosell, Mario González, por referirme solo a las matemáticas.
En el campo de la salud pública
Cuba tuvo logros considerables para un país pequeño y subdesarrollado, es
cierto que los hospitales se concentraban en la capital y en algunas ciudades
provinciales, pero varias enfermedades endémicas fueron erradicadas
completamente, ahora han reaparecido, también en este aspecto estábamos a la
cabeza del resto de la América con muy bajos índices de mortalidad infantil.
Incluso muchos latinoamericanos que no tenían recursos suficientes para ir a la
Clínica de los hermanos Mayo [Mayo Clinic] buscaban con los eminentes médicos
cubanos una cura para sus males.
La República sufrió un duro golpe
con el ‘madrugonazo’de marzo de 1952 pero como podría decir algún anciano en un
desvencijado asilo, y posiblemente hoy en Cuba nadie entenderá, con el 1ero de
enero de 1959 ‘le cayó un 20 de mayo’ a la República.
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